Historia del tenis de mesa o ping pong

 

El tenis de mesa es un deporte de raqueta que se disputa entre dos jugadores o dos parejas (dobles) que nació en la década de 1870 en Inglaterra. En sus inicios se comenzó practicando como una derivación del tenis, y con el paso de los años, ha ido evolucionando técnicamente hasta convertirse en una disciplina que muy poco tiene que ver con la que dio origen a su invención.

Aunque no está del todo claro el momento exacto en el que se comenzó a practicar este deporte, conocido también como ping pong, algunos historiadores señalan que fue a finales del siglo XIX como una invención de los jugadores británicos de tenis, que ante las inclemencias meteorológicas que eran muy comunes en el país sajón decidieron inventar una modalidad que poder practicar a cubierto.

En sus inicios, los tenistas se valían de mesas de billar para simular el campo o de otras mesas de comedor, y para dividirla en dos usaban libros o, incluso, una cuerda. Adaptaban tapones de corcho para usarlos como pelotas y las raquetas eran cajas de puros.

Esta es la versión que ofrecen Gerald Gurney, profesor de la Universidad de Oklahoma y autor de algunos libros como Early Lawn Tennis in Great Britain as Shown by Photographic Images, Unwinding Madness: What Went Wrong with College Sports and How to Fix It , o The Childhood of Queen Victoria; y Ron Crayden, escritor londinense fallecido en el año 2007 y autor del libro The Story of Table Tennis – the First 100 Years, en el que hace un repaso por la historia de este deporte.

Según coinciden estos dos estudiosos de esta actividad, los estudiantes universitarios pronto aceptaron esta nueva modalidad, que había comenzado a practicarse accidentalmente en los clubes de tenis, y la adoptaron rápidamente. Entonces se conocía como un juego de salón, y en el año 1884 Frederick Henry Ayres ya comercializaba a través de su firma un juego de ping pong en miniatura.

La primera vez que comenzó a utilizarse el término tenis de mesa fue en 1885. El británico James Devonshire patenta, el 9 de octubre, su juego conocido como Table Tennis. En esos años de finales del siglo XIX empezaron a salir a la luz algunos juegos muy parecidos, unos con mayor aceptación que otros, que se asimilaban a lo que hoy es este deporte y que, varios de ellos, fueron introduciendo novedades.

David Forster patentó en julio de 1890 un juego para sala que consistía en mantener la pelota dentro de unos límites en una mesa rodeada de una especie de valla. John Jaques, en 1891, patentó un juego llamado Gossima, muy parecido al ping pong, y que no tuvo aceptación, y cuyo nombre ha quedado en la actualidad como recuerdo que algunos clubes han tomado como referencia.

Por otro lado, Charles Barter, ese mismo año, registró una patente con pelotas de corcho, y poco después James Gibb, famoso atleta y fundador de la Amateur Athletic Association, inventó un juego con pelotas de goma que consistía en conseguir 21 puntos, que se jugaba sobre una superficie de madera con una red fija atada a dos postes. El propio Gibb introdujo en Inglaterra las pelotas de celuloide que había encontrado en un viaje a los Estados Unidos.

Fue él quien inventó el nombre ping pong, que posteriormente registró la firma John Jaques Ltd. Se jugaba con unas raquetas de pergamino con un mango de 45 centímetros de longitud, y para el nombre se inspiró en el sonido que hacía esa pelota de celuloide al contactar con dicha raqueta (ping) y al impactar contra la mesa (pong).

Los primeros torneos de ping pong

​Fue ya en los inicios del siglo XX cuando empezaron a disputarse los primeros torneos de esta disciplina deportiva que causaba sensación entre los universitarios británicos. En 1901 comenzaron a organizarse citas en las que tomaban parte alrededor de 300 jugadores, y donde se repartían premios en metálico de hasta 25 libras entre los ganadores.

Fueron años en los que se fueron gestando numerosos clubes a lo largo de todo el país, hasta que en 1901 se formó la Asociación de Ping Pong, de la que formaban parte alrededor de 500 jugadores de 39 clubes. Tal era el entusiasmo que suscitaba este deporte en la sociedad inglesa que en 1902 comenzó a publicarse la primera revista centrada exclusivamente en él, y que llevaba el título de The Table Tennis and Pastimes Pioneer.

Se trataba de una revista que salía a la luz una vez a la semana y ese año de su nacimiento llegó a alcanzar los 20.000 lectores. Su editor fue Charles Schaefer Rutlidge. Ese mismo año, entre Estados Unidos e Inglaterra se habían editado más de 20 libros que hablaban sobre este deporte y sus reglas.

G. J. Ross, P. Bronfield, J. Thompson, P. E. Warden, A. Parker, A. T. Finney, E. C. Goode y J. J. Payme fueron los principales jugadores de este deporte de nacionalidad británica en sus inicios, y contribuyeron de forma directa a la evolución de esta disciplina y su internacionalización.

Historia del Campeonato del Mundo

Los años fueron pasando y este deporte fue ganando más adeptos y depurando su técnica. A finales de la década de 1910 ya se disputaban torneos de manera asidua en numerosos países, que comenzaban a fundar organizaciones para regular esta disciplina.

En 1922, el ping pong ya era un pasatiempo que se practicaba en la mayor parte de Europa e incluso en la India. Poco después, en 1926, se puso en marcha la Asociación Inglesa de este deporte, que perseguía normalizar las reglas del juego y que renovaba los estatutos. Ivor Montagu, famoso director de cine británico autor de películas como Scott of the AntarcticMan One Family o Wings Over Everest, fue nombrado presidente.

Hill Pope, por su parte, se convirtió en su mano derecha ocupando el cargo de secretario. Junto a Montagu, fueron los encargados de organizar el primer Campeonato del Mundo que tuvo lugar en Londres en diciembre de 1926. Hungría, Austria, Inglaterra, India, País de Gales, Checoslovaquia y Alemania fueron los países participantes, y la decisión de llamarlo campeonato del mundo se tomó debido a que en el torneo tomaron parte ocho jugadores de la India residentes en Inglaterra.

La puesta en marcha de esta cita internacional nació a raíz de un torneo organizado por el doctor Lehmann en Berlín en enero de ese mismo año, en el que participaron húngaros, ingleses, austríacos y alemanes. Durante su celebración se acordó el compromiso de constituir la Federación Internacional y organizar ese primer campeonato mundial.

La participación femenina se redujo a catorce jugadoras: once de ellas, nacidas en Gran Betaña: dos, en Austria y una en Hungría. Los húngaros fueron los grandes dominadores de este evento, alzándose con todos los títulos en juego. Roland Jacobi fue el vencedor en categoría masculina y en dobles masculino junto a Daniel Pecsi. En féminas fue la húngara Mária Mednyánszky la que se hizo con el triunfo, que consiguió repetir en las cuatro ediciones siguientes en Estocolmo (1928), Budapest (1929), Berlín (1930) y de nuevo Budapest (1931). Junto a Zoltán Mechlovits, campeón masculino en Estocolmo, se erigió también con el triunfo en la categoría de dobles mixtos en ese primer mundial en Londres y en el siguiente, en la capital sueca.

La copa que se puso en juego en este torneo fue donada por lady Swaythling, la madre de Montagu, el principal organizador junto a Pope. Este primer campeonato ya se disputó en mesas que contaban con las dimensiones de las actuales, si bien la red se situaba a una altura de 17,5 centímetros.

Como se ha destacado, la segunda edición de esta cita internacional tuvo lugar en 1928 en Estocolmo. Desde entonces, se acordó celebrar el Mundial anualmente (del 40 al 46 no se celebró debido a la II Guerra Mundial), hasta que en 1957 pasó a celebrarse cada dos años, sin coincidir con los Juegos Olímpicos.

El hombre con más títulos en la historia del Campeonato del Mundo es el húngaro Viktor Barna, cinco veces campeón, cuatro de ellas consecutivas (Berlín 1930, Praga 1932, Baden 1933, París 1934 y Wembley 1935); además de contar con ocho medallas en los dobles masculinos y dos en los dobles mixtos.

Por su parte, la rumana Angelica Rozeanu es la gran dominadora en féminas gracias a los seis títulos mundiales que conquistó en Budapest 1950, Viena 1951, Bombay 1952, Bucarest 1953, Wembley 1954 y Utrecht 1955. En su palmarés cuenta además con tres medallas en dobles femeninos y otras tres en mixtos.

Fred Perry, un jugador muy particular

En los primeros años del campeonato mundial de esta modalidad deportiva emergió la figura del británico Fred Perry (Stockport, Gran Mánchester, Reino Unido, 18 de mayo de 1909 – Melbourne, Victoria, Australia, 2 de febrero de 1995). Perry comenzó su andadura en el ping pong destacando a muy temprana edad. Era un jugador con muchos reflejos y gran velocidad en el golpeo, lo que le llevó a proclamarse campeón del mundo en 1929 en Budapest, donde también se colgó el bronce en dobles masculino junto a Charles Bull y el bronce también en la competición por equipos.

Un año antes, en Estocolmo, ya había alcanzado la final del doble masculino con esta misma pareja y se alzó con el bronce en el doble mixto junto a Winifred Land. Por equipos, también terminó en la tercera posición. Después de tres años en los que su nivel bajó considerablemente según cuentan las publicaciones de la época, Perry sintió que ya no podía competir con los mejores y se dedicó al tenis, deporte en el que volvió a destacar sumando ocho torneos individuales (entre ellos tres triunfos en Wimbledon) y dos por parejas a su brillante palmarés.

La Federación Internacional

La figura de Ivor Montagu y Hill Pope fue clave durante el periodo de normalización y expansión de este deporte. Fueron ellos precisamente los que pusieron los cimientos de lo que hoy es la Federación Internacional de Tenis de Mesa (ITTF). Tras un congreso celebrado en Londres en 1926, meses antes de la disputa del primer torneo mundial, ambos, que ya eran presidente y secretario de la Asociación Inglesa, fueron designados para estos mismos cargos en la citada federación internacional, fundada por Alemania, Hungría, Inglaterra, Gales, Suecia, India, Dinamarca, Austria y Checoslovaquia.

El famoso director de cine británico se mantuvo en el cargo durante más de cuatro décadas hasta que en 1967 cedió el testigo al galés Roy Evans. Su mano derecha le acompañó hasta 1950, año de su fallecimiento de forma prematura. El adiós de Pope supuso una gran pérdida para este deporte.

Evans estuvo a cargo de la ITTF hasta 1987, año en que dejó su puesto a Ichiro Ogimura. Con el japonés como máximo dirigente mundial, el ping pong vivió grandes años de esplendor que lo llevaron a ser incluido en unos Juegos Olímpicos por primera vez en Seúl en 1988.

Tras el paso fugaz del sueco Lollo Hammarlund por la presidencia (1994-1995), de nuevo un asiático tomó el testigo. El chino Xu Yinsheng estuvo en el cargo una legislatura (1995-1999) para ceder su trono al canadiense Adham Sharara, considerado como uno de los grandes renovadores de esta disciplina deportiva. Desde 2014, es el alemán Thomas Weikert quien dirige este organismo.

La evolución de la reglamentación

Con Sharara al frente de la ITTF, en el 2000 se decidió incrementar el diámetro de la pelota de 38 a 40 milímetros para disminuir la velocidad en el juego y hacerlo más vistoso de cara al espectador en la televisión, y en 2001 se redujo de 21 a 11 los tantos necesarios para ganar un juego y la rotación en el servicio pasó de ser cada cinco puntos a dos, solamente.

En las competiciones nacionales es necesario ganar tres juegos para hacerse con el partido, mientras que en las internacionales hay que vencer en cuatro. Esto provoca que cada punto sea importante, dando más emoción si cabe a la competición.

En 2003, la ITTF prohibe ocultar la pelota con el brazo que no sujeta la raqueta durante el servicio, lo que permite percibirlo con mayor claridad, incluso por los espectadores. Esta medida pretende promover el intercambio de golpes y la espectacularidad en el deporte, en lugar de un juego basado en el dominio del servicio.

El máximo organismo internacional prohibió en septiembre de 2008 el uso de disolventes orgánicos volátiles en las colas, puesto que aunque daban mayor velocidad, eran perjudiciales para la salud.

En los inicios de este deporte a finales del siglo XIX la reglamentación variaba en función del lugar en el que se practicase, de ahí que en el Congreso de Londres en 1927 se decidiera realizar una unificación. En el mundial disputado el año anterior se habían celebrado los partidos por equipos al mejor de tres juegos de 21 tantos cada uno, mientras que los individuales, al mejor de cinco juegos.

En el citado congreso se hicieron oficiales dos sistemas: el defendido por alemanes, húngaros y austríacos, que emulaba las reglas del tenis de campo y se disputaba en sets de seis juegos, y el preconizado por los ingleses, que consistía en contar 21 tantos en cada juego, y que finalmente fue el que imperó tras unificarse en el Campeonato del Mundo celebrado en 1928 en Estocolmo.

Los Juegos Olímpicos

A pesar de la enorme evolución experimentada por esta disciplina deportiva a lo largo de los años, su inclusión en el programa oficial de los Juegos Olímpicos no se produjo hasta la edición de 1988, celebrada en Seúl (Corea del Sur). Más de un siglo después de su nacimiento como deporte, esta modalidad originaria de Inglaterra y en la que los países asiáticos son los grandes dominadores se daba a conocer a los ojos del mundo, en el encuentro deportivo multidisciplinar de carácter internacional más importante del mundo.

Las propuestas para lograr que el ping pong fuera reconocido como deporte olímpico se iniciaron en 1931, si bien los responsables del Comité Olímpico Internacional siempre mostraron ciertas reticencias. Hasta 1977, cuando obtuvo este reconocimiento durante la 79ª sesión del COI celebrada en Praga, decisión comunicada por el entonces director técnico Harry Banks.

No obstante, no fue hasta 1981, en la 84ª sesión que tuvo lugar en Baden (Alemania), cuando se decidió incluir este deporte en unos Juegos Olímpicos. Pese a todo, fue imposible alterar el programa de la cita de Los Angeles en 1984 y el ping pong se disputó como deporte de exhibición.

Desde su estreno oficial en el 88 en Seúl, ha formado parte del programa olímpico en las siguientes ediciones en Barcelona 1992, Atlanta 1996, Sidney 2000, Atenas 2004, Pekín 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.

En Seúl fue Yoo Nam-Kyu, de Corea del Sur, quien se hizo con el oro en individual masculino al vencer en la final a su compatriota Kim Ki-Taik. El triunfo en categoría femenina fue para la china Chen Jing, quien también se impuso en la final a su compatriota, Li Huifen.

En dobles masculino, el oro se lo llevaron los chinos Chen Longcan y Wei Qingguang. En el femenino, fue para la pareja de Corea del Sur formada por Hyun Jung-Hwa y Yang Young-Ja. La competición por equipos se introdujo como novedad en los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Desde entonces, en las tres ediciones celebradas hasta el momento, China ha conquistado el oro siempre tanto en el masculino como en el femenino.

El gigante asiático es, de hecho, el gran dominador de este deporte a nivel olímpico y en otras competiciones internacionales. Lidera el medallero histórico con un total de 53 medallas, 28 de oro, 17 de plata y ocho de bronce, muy por delante de su inmediato perseguidor, Corea del Sur, que cuenta con 18 medallas, tres de oro, tres de plata y doce de bronce.

Zhang Jike lidera el ranking de manera individual con sus tres oros y una plata en la competición masculina. En la femenina, con cuatro oros y una plata, es Wang Nan quien ocupa el primer puesto. Ambos son jugadores nacidos en China.

El dominio asiático

Por el incontestable dominio que han ejercido los países asiáticos durante las últimas décadas, hay quienes confunden los orígenes de este deporte que vio la luz en Inglaterra. De hecho, no fue hasta la década de los 50 cuando estos gigantes entraron en acción para frenar la supremacía que hasta el momento habían ejercido países de la Europa del Este como Hungría o Checoslovaquia.

Japón dominó los mundiales entre 1952 y 1957 y su irrupción supuso una profunda revolución en esta modalidad deportiva. Fue el país asiático el primero en introducir la espuma entre la madera y la goma de la raqueta, que hacía posible dar al juego efectos inéditos hasta el momento.

El país del Sol Naciente cedió el testigo a China, que desde entonces no lo ha soltado. Rong Guotuan se convirtió en el primer deportista de este país en conseguir un título mundial en cualquier deporte al hacerse con el oro en la competición individual masculina del mundial de 1959 celebrado en Dortmund.

Ese momento supondría un antes y un después en la historia de esta modalidad. China ha acaparado competiciones internacionales y olimpiadas durante las últimas décadas, y solamente la escuela sueca en los años 90, con jugadores como Jan-Ove Waldner, Jörgen Persson o Peter Karlsson, ha sido capaz de interrumpir ese dominio.

Un arma política

Curiosamente, este deporte sirvió a China como arma política para desbloquear las tensas relaciones con los Estados Unidos. En 1970 se inició una serie de encuentros entre jugadores chinos y estadounidenses que los medios de comunicación del momento bautizaron como la Diplomacia del ping pong.

El país asiático tendía la mano al gigante norteamericano en una época tan complicada como la Guerra Fría, en la que el abrazo al comunismo chocaba con las políticas tan dispares del principal defensor del bloque capitalista. Estos encuentros deportivos fueron la llave que abrió la puerta a las negociaciones amistosas, y que condujeron a que en 1972 se produjera la primera visita oficial de un presidente norteamericano a territorio chino. Richard Nixon puso cara a este deshielo en un histórico desplazamiento.

La escuela sueca y el golpe de efecto de Jan-Ove Waldner

La figura de Jan-Ove Waldner es una de las más emblemáticas en la era moderna de este deporte, por cuanto fue el abanderado de una generación de jugadores suecos capaz de plantar cara al imperio chino. Lǎo Wǎ (el viejo Wa, de Waldner) o Cháng Qīng Shù (árbol de hoja perenne), apodos con los que se conocía en el país asiático a este grandísimo jugador, lideró un grupo de deportistas de la talla de Jörgen Persson o Peter Karlsson que lograron llevarse la victoria por equipos en las ediciones de 1989, 1991, 1993 y 2000 del Campeonato del Mundo.

El propio Waldner, que protagonizó una extensísima y brillante carrera deportiva, fue campeón mundial en individual masculino en 1989, y en las Olimpiadas de Barclona de 1992 se colgó el oro maravillando al mundo con su depurada técnica y sus innovadores métodos de entrenamiento.

Antes, en 1982 y con solo 17 años, ya había dejado muestras de su calidad al proclamarse subcampeón de Europa absoluto, y un año después, subcampeón del mundo por equipos. Con 32 años, el sueco volvió a conquistar el campeonato del mundo individual en 1997; y en el 2000 su carrera volvió a relanzarse con la plata cosechada en los Juegos Olímpicos de Sidney.

Su trayectoria se fue difuminando a partir de Atenas 2004, donde a pesar de sus 39 años logró clasificarse para las semifinales. El mayor de sus reconocimientos lo obtuvo un año antes, en 2003, al ser incluido en el Salón de la Fama de este deporte.

Carlos Machado y ‘Juanito’, dos referentes en España

España no puede presumir de ser un país reconocido internacionalmente en este deporte, ya que como selección no ha logrado hacerse con ningún título importante. Tampoco sus deportistas han sido capaces de subir al cajón de las medallas en las ocho ediciones de los Juegos Olímpicos en las que ha habido competición en esta disciplina.

No obstante, en cuanto a clubes sí que ha tenido una gran repercusión en Europa gracias a los éxitos cosechados por el Club de Tenis de Mesa Priego de Córdoba. Los andaluces han paseado su nombre por el viejo continente durante años desde su fundación en 1992, logrando hitos como la clasificación para la ronda de cuartos de final.

Dos nombres importantes sobresalen en la historia de este deporte en nuestro país. Uno es el de Carlos Machado, cordobés que a sus 37 años ha cosechado más de una decena de títulos nacionales y que participó en las Olimpiadas de Londres en 2012.

El otro es el de He Zhi Wen, mundialmente conocido como Juanito. De origen chino, su nacionalización puso a España en el mapa mundial de este deporte. Campeón del mundo por equipos en 1985 en Gotemburgo (Suecia) con la República Popular China, Juanito llegó a participar en tres ediciones de los Juegos Olímpicos, y a colocarse en varias ocasiones a lo largo de su extensa carrera entre los 50 mejores del mundo.

Su retirada se produjo en 2016 a los 54 años, o que lo convierte en uno de los palistas más longevos de la historia de este deporte. Su ejemplo ha servido de referente para muchas generaciones de jugadores en España, ya que gracias a sus apariciones televisivas durante su participación en los Juegos la afición por el ping pong fue asentándose y creciendo en nuestro territorio.

Hoy en día, hay más de 10.000 deportistas federados en España y las competiciones nacionales han ido incrementando su caché en los últimos años.

Tokyo 2020 incluye el doble mixto en su programa oficial

El futuro de esta disciplina deportiva pasa por la próxima cita olímpica que se celebrará en Tokyo en 2020. El Comité Olímpico Internacional ha incluido una gran novedad en el programa oficial de esta modalidad, ya que por primera vez desde su debut en Seúl 1988 habrá competición en la categoría de dobles mixto.

Una noticia más que interesante para los amantes de un deporte que mueve masas en estos países orientales. Con esta decisión, el COI ha pretendido aumentar la paridad existente entre hombres y mujeres y dotar de mayor protagonismo al ping pong en un país como Japón, donde es uno de los deportes más practicados.

El objetivo es que el espectáculo que ofrece este deporte se expanda a los ojos del mundo, ya que, entre otras cosas, se disputarán más partidos al haber una categoría más.

Miguel Ángel Machado, presidente de la Real Federación Española, celebra esta decisión porque, de esta forma, nuestro país podrá contar con una opción más de ampliar su medallero. Y es que la pareja formada por Álvaro Robles y Galia Dvorak se encuentra en un momento dulce de su carrera deportiva, y hay muchas esperanzas puestas en que puedan llegar a la cita de Tokyo con opciones de hacer un buen papel y, por qué no, reescribir la historia con la conquista de la primera medalla española en esta disciplina deportiva.

De hecho, el máximo organismo estatal ha conseguido un acuerdo por el cual el equipo español preparará los próximos Juegos en las ciudades japonesas de Tokyo y Kosai. El objetivo es que los aspirantes conozcan el terreno para llegar aclimatados a este importante evento dentro de tres años, y que puedan perfeccionar su técnica en un país donde el ping pong es un deporte de masas.

El equipo, formado por ocho palistas y un técnico de la federación, Daniel Torres, ha viajado este verano hasta el país del Sol Naciente y tiene previsto repetir esta experiencia en dos próximas incursiones en 2018 y 2019. Este mes de agosto ya han pisado por primera vez suelo japonés, y hay muchas esperanzas puestas en que, gracias a ellos, el tenis de mesa reescriba su historia en España.

 

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